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Colegio Oficial de Podólogos del País Vasco

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Soportes plantares

Las alteraciones y trastornos del miembro inferior subsidiarios de tratamiento por ortesis plantar , tienen una amplia y diversa bibliografía.

Diversos autores como Frankel, Burstein, Tachdjian y Giannestras se han ocupado en sus trabajos de desarrollar la patología podal y su implicación en transtornos a distancia como la columna, rodilla y en las alteraciones de la marcha.

Por lo mismo, con la aplicación de un determinado soporte plantar se pretende equilibrar una disposición problemática en un segmento del aparato locomotor o del propio pie.

La definición de cuadros patológicos ha tenido y tiene un desarrollo importante en la teoría podológica a través de la investigación biomecánica y biodinámica, y la irrupción de medios técnicos para su exploración han posibilitado este salto en su conocimiento.

Sorprende sin embargo, que este desarrollo del conocimiento patológico del pie, no haya tenido una correspondencia comparable en lo que a investigación ortopodológica se refiere.

La indicación, características y realización del soporte plantar en toda su dimensión tecnológica de indicación de materiales, obtención de medidas y proceso de fabricación, plantea al podólogo multitud de interrogantes. Sin ánimo de escandalizar, cada podólogo acaba por tener su propia teoría, que es autodigerida y que muy frecuentemente puede estar totalmente enfrentada con la de su colega mas reconocido.

Bien es verdad, que en Podología se cumple con la mayor realidad el dicho de que no hay enfermedades sino enfermos, y como lo referimos al pie, dos pies por cada persona, y además bien diferentes.

Mi preocupación sobre esta especialidad me ha llevado a contactar en sus consultas a diferentes compañeros que tienen algo que decir sobre ello, y puedo afirmar la enorme diversidad de criterios que mantienen entre ellos.

La confección de soportes plantares ha girado siempre sobre dos tendencias mayoritarias.

Algunos compañeros mantienen la idea de que no es precisa la absoluta conformación de las plantillas al contorno del pie, y apuestan en su acción por la colocación de determinados materiales en lugares precisos que modifican la situación de partes estratégicas. Sería, por llamarla de una forma convencional, la plantilla de elementos. Cada profesional interpreta la localización, forma y material de una forma personal.

Otros, creen imprescindible la realización de un molde del pie y adaptan una plantilla al contorno más o menos manipulado.

La realización del molde es variada, y lo mismo se puede entender hecho en descarga como en carga, con maniobras de corrección durante la conformación del molde o la que se realiza sobre el positivo.

Los trabajos al respecto de los profesores de orto de la Escuela de Barcelona así como la de distinguidos compañeros como Evaristo Rodriguez, Martín Rueda, Baldiri y un largo etc., han realizado aportaciones interesantes.

El compañero Juan Antonio Torres, con su habitual discreción, ha explorado sistemas originales para realizar un molde que se acerca a las condiciones más fiables.

Nadie pone en duda, que esas condiciones pasan por situar al pie en su lugar de trabajo, calzado, de pie y andando.

  • Que la plantilla ha de modificar partes estratégicas sin perder la adaptación del contorno.
  • Que el material ha de tener la firmeza necesaria para cumplir el cometido asignado.
  • Que ello no ha de restar confort ni comodidad.
  • Que cada paciente, caso y características de su actividad requiere una diferenciación de materiales. Ello supone el máximo de individualización.

El molde ideal sería aquel que se realiza en carga y en situación igual al de su deambulación, y con posibilidades de acceder plantarmente a unos puntos determinados y con un empuje graduable hasta conseguir una posición óptima de todo el conjunto. Y todo ello llevado al pie en un soporte con control parcelar de las presiones y la indicación adecuada del material.

Algo que aún está lejos. Pero se hace camino al andar.

A la vista de lo que tenemos hoy, tengo de temor de si nuestro avance no está siendo mediatizado por el objetivo de priorizar la facilidad y simpleza de nuestro trabajo, mas que el de perfeccionar y lograr mejorar la situación del pie de nuestros pacientes.

No pretende esta comunicación ser pesimista porque tenemos motivos más que suficientes para estar satisfechos de nuestro trabajo en la mayoría de los casos, y no nos extraña el agradecimiento de ese paciente con problemas lumbares o con padecimiento a nivel de rodilla o de tobillo, al que hemos conseguido con un soporte mejorar su alineación en el que habíamos detectado alguna alteración, y ha desaparecido su dolor como por arte de magia.

Pero las condiciones en las que mejora un trabajo de investigación colectivo tiene que ver con el incorformismo y la rebeldía, y tenemos mucho donde trabajar.

Los avances que se están dando en los sistemas de exploración, como en los materiales y en su aplicación, no nos pueden dejar anclados en lo de siempre. Nuestra incorporación a una podología moderna es una exigencia de la sociedad y de la sanidad, y debemos ocupar ese espacio con decisión y preparación, sin abandonarlo a otros profesionales que husmean hace tiempo los alrededores de nuestro campo profesional.

Saludo y felicito a aquellos compañeros que están trabajando este campo y han incorporado honrada y dignamente los avances tecnológicos al ejercicio de su profesión.



Juan José Araolaza, Podólogo
Eibar, 1 de Febrero de 1.997